Primera:
"La guerra no es, pues, la meta, el fin, ni siquiera el contenido de la política, pero
si el supuesto, dado siempre como posibilidad real, que determina de modo
peculiar las acciones y los pensamientos humanos y produce un comportamiento
específicamente político (...) Es sólo en la guerra donde el agrupamiento político
en función del amigo y del enemigo alcanza su última consecuencia. Gracias a esta
posibilidad extrema adquiere la vida del hombre su polaridad específicamente
política" (Schmitt 2006: 45).
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